Crédito informal y crimen organizado: el desafí­o del Sernac

En el marco de la tramitación del proyecto de ley que busca fortalecer las facultades del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), surge un desafí­o urgente: la protección de los consumidores frente al explosivo crecimiento del crédito informal. Este fenómeno atrapa a numerosos consumidores que, en su desesperación por cumplir compromisos, recurren a aplicaciones que prometen dinero rápido, pero que los someten a un sistema de intereses usureros, prácticas abusivas y coerción.
En esta lí­nea, el Sernac anunció una ofensiva contra las apps de préstamos extorsivas. Ofició a Google y Apple para que eliminen las aplicaciones que no cumplan con los requisitos mí­nimos de la legislación y derivó antecedentes a la PDI para investigar su origen. A esta iniciativa se suma el seguimiento que desde 2020 realiza la CMF y que a la fecha ha denunciado más de 240 sitios web, plataformas y empresas que ofrecen créditos fraudulentos o inversiones fuera de regulación.
Acciones como estas evidencian una verdadera estampida del crédito informal. Aunque la tecnologí­a ha facilitado soluciones en muchos aspectos, también ha abierto nuevas ví­as para delinquir, generando dos tipos de consumidores. Por un lado, están quienes gozan de la protección del Sernac y de toda la institucionalidad y, por otro, aquellos invisibles para las autoridades, atrapados en redes de crédito informal.
¿Cómo llegamos a este punto? Es resultado de la combinación entre organizaciones destinadas a delinquir, el avance tecnológico, la falta de fiscalización y cambios regulatorios que no han propiciado una mayor inclusión financiera. A esto se suma el desconocimiento de la población más vulnerable, que ante la necesidad recurre a este tipo de financiamiento.
Nos encontramos ante un delito que se mueve más rápido que la regulación y que es fuente de financiamiento para el crimen organizado. Esta situación exige una respuesta firme y coordinada entre las instituciones del Estado, con el Sernac como actor central en la fiscalización del crédito informal. Resulta de suma importancia dotar a esta institución de atribuciones amplias, que le permitan fiscalizar tanto el comercio formal como el informal y los prestamistas ilegales. Con su presencia en todo el paí­s y sus canales de atención, el Sernac puede detectar prácticas abusivas que afectan a los sectores más vulnerables, observando el mercado informal con la misma rigurosidad que el formal y generando información que permita a los organismos de persecución penal actuar con eficacia. Además, gracias al uso de inteligencia de datos, podrí­a ayudar a desarticular redes de crimen organizado, convirtiéndose en un aliado estratégico para la PDI, la Fiscalí­a y el Ministerio del Interior.
Así­ las cosas, fortalecer las facultades del Sernac no es solo una oportunidad, sino una responsabilidad ineludible frente al crédito informal. Es tiempo que, con herramientas sólidas y colaboración interinstitucional, el Sernac pueda dar la adecuada protección a los consumidores más vulnerables. Solo así­ podremos detener el avance del crimen organizado y construir un sistema financiero verdaderamente inclusivo, en el que todos gocen de la protección que merecen, sin excepción.
Por Alejandro Arriagada, secretario general de la Asociación del Retail Financiero (latercera.com)