Las cifras de Cuentas Nacionales dadas a conocer por el Banco Central mostraron que la deuda total de los hogares, calculada como porcentaje del ingreso anual disponible, se mantuvo en niveles históricos y subió a 75,4%, desde el 74,9% evidenciado en diciembre. La razón detrás del repunte son los préstamos para la vivienda.
De inmediato surgió el debate sobre el nivel de endeudamiento de los chilenos, que se alimentó luego de que el gobierno diera a conocer el plan de ayuda para la clase media, que apunta a dar soluciones a través de créditos blandos. Ciertos sectores argumentan que en Chile el nivel de deuda ya es alto como para continuar presionando más esa carga.
No obstante, toda la estadística comparada, tanto de reguladores locales como organismos internacionales apuntan a lo contrario, a que en Chile es relativamente bajo.
El 75,4% que menciona el Banco Central es el total de la deuda -incluida hipotecaria-como porcentaje del nivel de ingresos disponibles, lo que se compara en el extremo, según datos de la Ocde, con el 282% de Dinamarca, 239% de Holanda y Noruega o el 223% de Suiza. En resumen, Chile aparece bien abajo en el ranking mundial.
Otra forma de medirlo es el total de deuda de las familias como porcentaje del PIB. En Chile asciende al 50,3%, frente al 120% de Australia, 94% de nuestra nueva guía Nueva Zelandia, o el 100% de Canadá, según datos del FMI.
Es que mientras más profundo es el sistema financiero de los países, mayor capacidad de uso del sistema financiero para anticipar el gasto para satisfacer necesidades, como una casa, auto, educación o ante una emergencia.
Una manera adicional de analizar los niveles de deuda es la razón carga financiera ingreso (RCI), es decir, cuánto de sus ingresos mensuales lo destina a pagar deudas. Ese valor es 23,6%. La razón deuda ingreso (cuántas veces su sueldo debe) se encuentra en 5 veces. El Banco Central en su último Informe de Estabilidad Financiera, afirma que «tanto el endeudamiento como la carga financiera bancaria se han mantenido estables en el último año como proporción del ingreso».
En esto coincide Claudio Ortiz, líder del gremio que agrupa al retail financiero: «Los datos informados ayer por el Banco Central revelan que los niveles de endeudamiento de las familias chilenas a nivel agregado son totalmente normales. El aumento relativo que ha tenido el endeudamiento -hasta llegar al 75,4% del ingreso disponible o 50,3% del PIB- se explica casi en su totalidad por el incremento de la deuda hipotecaria y no por créditos asociados al consumo».
Por último, la realidad del sobreendeudamiento lo dicen los niveles de morosidad. ¿Cuántos no pueden pagar? La mora a 90 días en la banca es 2, 09% de los créditos en mayo de este año, en plena pandemia. En la Ocde es 3,63%. En el retail es menor a 10%.
Entonces, ¿por qué existe esa sensación generalizada de alto endeudamiento? La Comisión para el Mercado Financiero da luces en su último reporte de deuda del año pasado: «Aun cuando el endeudamiento (agregado) de los hogares en Chile no se encuentra desalineado respecto a los niveles observados en países de similar ingreso per cápita, existen segmentos cuyos indicadores son significativamente más altos que los reflejados en mediciones basadas en promedios o medianas. En efecto, el 25% de los deudores bancarios presenta cargas financieras que más que duplican la carga mediana y exhiben niveles de apalancamientos 3,6 veces superior al nivel mediano».
En eso hay coincidencia. Ortiz explica que «aunque a nivel individual existen casos de sobreendeudamiento, no es correcto llegar a conclusiones generales a partir de la situación de estos segmentos. De hecho, el endeudamiento de las familias chilenas que está en niveles de 75% del ingreso disponible- es bajo comparado con el resto de la Ocde (…) Este nivel es consistente con el grado de profundidad que tiene el mercado financiero chileno».
Para el economista Guillermo Larraín, expresidente de BancoEstado y exsuperintendente de Valores, hay sectores socioeconómicos que tienen elevados niveles de endeudamiento, pero que se explican por causas distintas que el consumo en sí. «Hay segmentos de la población complicados por haber financiado de su bolsillo un bien que es preciado, como la educación universitaria, y que es complejo de explicar cuando siguen pagando 30 años después de haber estudiado», dice. Por otra parte, apunta a que las tasas de interés en algunos segmentos de créditos de consumo, si bien con el tiempo han ido decayendo, «son exageradas y representan una carga financiera sobre el ingreso que es elevado» (La Tercera)