Las tarjetas de crédito representan casi la mitad de estas estafas, que el último año registraron un aumento de 35% en dineros involucrados. La PDI entrega recomendaciones para no caer en estos engaños.
Camila almorzaba con su familia cuando recibió una llamada de su banco. Su cara se desencajó en apenas unos segundos: su banco le avisó que su tarjeta de crédito acababa de ser utilizada en un hotel en Egipto. Después de bloquear sus claves, productos y tarjetas, comenzó los trámites para el reembolso de los fondos, lo que el banco realizó después de algunas semanas.
El caso de Camila no es único ni tampoco aislado: en Chile se producen en promedio 884 fraudes bancarios por día. Según los datos de la Asociación del Retail Financiero —validados por la Asociación de Bancos (ABIF)—, que incluyen las cifras de todo el sistema, en Chile se vivieron 322.959 estafas bancarias en 2022, por un monto total de $121.029 millones (US$ 142 millones al tipo de cambio actual).
Esta cifra es 35% más alta que la sufrida el año anterior y se explica principalmente por el mayor uso de medios electrónicos para el pago y la implementación de la ley antifraudes, que limita la responsabilidad y el costo que pagan los clientes por estas estafas y obliga a las instituciones a cubrir las pérdidas.
Las tarjetas de crédito representan el 47% del total de las operaciones fraudulentas (153.187). Más atrás vienen las tarjetas de débito con el 39% (124.702) y después las transferencias electrónicas con el 9% (30.323). Por montos involucrados, lideran las tarjetas de crédito ($63.903 millones), seguidas de las transferencias electrónicas ($33.262 millones) y las tarjetas de débito ($17.304 millones).
Los engaños más comunes
Entre los fraudes más comunes, pero que se han sofisticado en los últimos años, están el phishing y el smishing (ver recuadro). Estos consisten en estafas donde los delincuentes envían correos electrónicos o mensajes de texto, respectivamente, aparentando ser una organización de confianza que les solicita las claves de acceso bancarias. Según el Banco de Chile, con esta información ‘los defraudadores son capaces de realizar compras mediante canales no presenciales, las que posteriormente son desconocidas por los clientes’.
Un ejemplo reciente son los mensajes de texto enviados a miles de personas desde hace semanas asegurando que existe una falla en presuntas entregas de comercio electrónico. ‘La entrega de su paquete ha sido suspendida debido a que falta un número de calle en el paquete. Por favor, actualice datos en…’, agregando un supuesto link a Correos de Chile en el que se solicita el ingreso de datos personales o de tarjetas para completar el despacho. A raíz de este fraude, la misma empresa hizo un llamado a evitar caer en estafas digitales y no ingresar datos de ningún tipo.
La clonación de tarjetas es otro engaño que sigue vigente. A través de la instalación de un skimmer en un cajero automático o central de pago (POS), se copia la información que viene en el plástico de pago. A esto se suma muchas veces la instalación de una microcámara a través de la que se registra el ingreso de la clave solicitada. Este tipo de delito también puede realizarse mediante la captura de información asociada a la tarjeta cuando el usuario paga en línea en equipos que se encuentran afectados por algún software malicioso o si se realizan compras en páginas web falsas.
El jefe de la Brigada Investigadora de Delitos Económicos (Bridec) Metropolitana de la PDI, prefecto Marcelo Romero, menciona que, para evitar este fraude, se recomienda cambiar la tecnología de la tarjeta de banda magnética a chip, no aceptar ayuda de terceros mientras se opera en un cajero automático, no compartir con nadie la clave y cambiarla periódicamente. Además, sugiere que si alguien es víctima, se contacte inmediatamente con su banco y solicite el bloqueo de productos. ‘Seguidamente, efectuar la denuncia respectiva a la PDI, aportando la mayor cantidad de información sobre los hechos’, complementa.
La normativa que regula este tipo de delitos es la ley antifraudes, vigente desde 2020. Ella estipula que por montos inferiores a las 35 UF (cerca de $1.260.000) los bancos tienen 5 días hábiles para restituir o cancelar los cargos. Si el monto es mayor a las 35 UF, los bancos disponen de 7 días hábiles. Sin embargo, la entidad bancaria tiene la opción de acudir a un juez de policía local para que la devolución quede sin efecto si se llegase a detectar dolo o culpa grave por parte del cliente. (El Mercurio)
Los tipos de fraudes y ciberdelitos bancarios
Phishing: estafa en que los ciberdelincuentes intentan acceder a la información privada de los usuarios a través de correos electrónicos donde solicitan información a nombre de organizaciones o entidades bancarias.
Smishing: delito en que se intentan obtener los datos del usuario a través de mensaje de texto.
Qrishing: estafa donde se accede a los datos personales a través de un QR que puede llegar por correo, SMS o de forma impresa.
Skimming: delito donde se clona la banda magnética de las tarjetas mediante un dispositivo llamado skimmer.
Vishing: fraude que se comete a través de un llamado telefónico donde se engaña a la víctima mediante la suplantación de identidad de un tercero de confianza.